¿Y si lo que dices que Dios te habló… fue solo tu mente confundida?

Desarrollo:
Vivimos tiempos donde muchos toman decisiones impulsados por emociones volátiles y las disfrazan diciendo: “Dios me dijo.” Pero no siempre es Dios quien habla; a veces son heridas no sanadas, deseos personales o incluso temores que dictan el rumbo.
¿Y qué ocurre? Caminos equivocados, puertas cerradas, corazones heridos.

La Biblia nos manda a probar los espíritus (1 Juan 4:1), a discernir qué voz estamos escuchando. ¿Es tu alma? ¿Tu necesidad? ¿O verdaderamente es el Espíritu Santo guiándote?

Aplicación:
No permitas que la confusión gobierne tus pasos. Antes de empacar tus “maletas” y tomar un camino, detente, ora, busca consejo sabio, confirma con la Palabra y deja que sea Dios quien afirme tus decisiones.

Palabra clave:

 “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.”
— Proverbios 3:5

Llamado a la Reflexion:
No atribuyas a Dios lo que tal vez solo está en tu corazón confundido. Discierne, espera, y camina cuando Él diga.

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