Versículo clave:
> “Y vino a Balaam Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, con presentes en la mano para que viniese, y maldijese a Israel… Pero Balaam respondió… ¿Podré yo decir algo por mí mismo? La palabra que Dios ponga en mi boca, esa hablaré.”
(Números 22:7-8, 38 RVR1960)
Mensaje:
Hoy el Señor nos confronta con una pregunta directa al corazón: ¿ministración o manipulación? Balaam fue un profeta que aunque inicialmente dijo que solo hablaría lo que Dios pusiera en su boca, su corazón se torció por la codicia y terminó enseñando a pecar al pueblo (Apocalipsis 2:14).
Muchos quieren que profetices lo que les agrada, como Balac rogaba a Balaam: “Ven, maldice a este pueblo por mí” (Núm. 22:6). Pero la verdadera palabra profética no es para manipular el destino a conveniencia humana, sino para enderezar el corazón conforme al diseño del Cielo.
Aunque la palabra duela, si Dios la depositó en tu espíritu, anúnciala con fidelidad. No vendas tu voz ni negocies la ministración. Porque el Dios que te llamó te hará responsable de lo que dijiste… o de lo que callaste.
Llamado al alma:
Hoy decide: ¿serás un instrumento santo para ministrar vida o permitirás que la manipulación corrompa el llamado que Dios te dio? Deja que el Espíritu Santo quebrante tu corazón y restaure tu pureza.
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